Para ello, cualquier católico que viva su fe con sinceridad y desee vincularse a la Hermandad puede solicitar su ingreso. Basta con conocer nuestras Reglas, comprometerse con ellas y presentar una solicitud escrita avalada por otro Hermano o Hermana. Una vez recibida, se realiza una entrevista para conocerte personalmente, y tras la aprobación de la Junta de Gobierno, pasarás a formar parte de esta gran familia.
Además, animamos encarecidamente a que los niños sean inscritos desde pequeños, incluso desde su Bautismo. Crecer en el seno de la Hermandad es crecer en la fe, acompañado y sostenido por la comunidad. Cuando lleguen a la mayoría de edad, renovarán su compromiso por sí mismos, con plena conciencia y convicción.
Hacerse Hermano es, en definitiva, responder a una llamada interior, dejarse mirar por Cristo desde su Cruz, refugiarse en el corazón de María y ponerse a disposición de la Iglesia con humildad y alegría. Es una elección que transforma, una pertenencia que dignifica y una responsabilidad que enriquece el alma.